El remate de cabeza en el fútbol está vinculado a síntomas neurológicos

Rematar un balón de fútbol con la cabeza, ​​un pilar de lo que es quizás el juego más popular del mundo, puede ser parte de los eventos que generan daño cerebral, sugiere una nueva investigación.
Un nuevo estudio mostró que tanto un golpe intencionado con la cabeza, llamado "remate de cabeza" del balón, como un golpe accidental en la cabeza, como cuando se choca la cabeza con otro jugador o con la portería, se asocian independientemente con síntomas del sistema nervioso central (SNC), como dolor y mareos.
"No estoy diciendo que los remates de cabeza son una causa rutinaria de conmoción cerebral", dijo a Medscape Noticias Médicas el autor del estudio, el Dr. Michael L. Lipton, PhD, profesor de los departamentos de radiología, psiquiatría y ciencias del comportamiento, del Albert Einstein College of Medicine, en Nueva York, Estados Unidos.
"Lo que  estoy diciendo es que el remate de cabeza, o al menos las altas frecuencias de remates de cabeza, son una causa frecuente de síntomas, lo que significa que tenemos que pensar en cuáles son las implicaciones mayores en cuanto a la función".
Sus hallazgos fueron publicados en la versión electrónica del 1 de febrero de Neurology.
Sentido común
La creencia ha sido que los traumatismos accidentales o no intencionados en el fútbol son la principal causa de conmociones. El hacer remates de cabeza o 'cabecitas' fue considerado menos preocupante porque es un "acto deliberado y controlado" y se cree que si un jugador usa la técnica correcta, el remate tendría menos secuelas que el choque con otro jugador, dijo el Dr. Lipton.
El remate de cabeza o 'cabecita' también fue considerado como "más benévolo" debido a que  la magnitud del impacto es usualmente menor con una pelota, que es más capaz de alterar su forma ante el impacto que la cabeza de alguien, añadió.
Sin embargo, como señaló el Dr. Lipton, un balón de fútbol puede viajar a gran velocidad — la velocidad más alta registrada en el fútbol profesional es de unos 180 km/h.
Para este análisis, los investigadores utilizaron datos de un subgrupo del Einstein Soccer Study, incluyendo a 222 participantes adultos, 79% de ellos hombres, que habían jugado fútbol amateur por 6 meses al año durante al menos 5 años.
Los participantes completaron el cuestionario HeadCount, sobre los impactos a la cabeza, intencionados (remate de cabeza) y no intencionados (accidentales), en los entrenamientos y partidos de fútbol durante las dos semanas previas. Los investigadores consideraron que este período de tiempo era lo suficientemente corto como para que los jugadores recordaran con precisión la actividad reciente, así como un tiempo suficiente para registrar una cantidad significativa de tal actividad.
Los participantes informaron de la frecuencia en que realizaron remates de cabeza, así como de la gravedad de los síntomas del SNC en una escala de 0 a 4 (0 = impacto muy bajo sin dolor; 1 = impacto leve con dolor ligero; 2 = impacto moderado con dolor o mareo; 3 = Impacto grave, sentirse aturdido, dejar de jugar, requerir atención médica; 4 = impacto muy grave, quedar inconsciente).
De los 222 participantes que reportaron su actividad de fútbol, ​​58 completaron 2 cuestionarios y 80 completaron 3 o más, para un total de 524. Los investigadores recopilaron información sobre remates de cabeza (470 encuestas) y choques de cabeza accidentales (481 encuestas).
El número medio de remates de cabeza fue de 44 para los hombres y de 27 para las mujeres. El 37% de los hombres y el 43% de las mujeres reportaron al menos un choque de cabeza accidental. Alrededor del 20% de los encuestados informaron síntomas del SNC relacionados con los remates de cabeza.
Comparación de los impactos a la cabeza
Los remates de cabeza más frecuentes (el cuartil más alto de los remates de cabeza) se asociaron con síntomas del SNC después de controlar para los choques de cabeza accidentales (odds ratio [OR]: 3,17 frente al cuartil más bajo; intervalo de confianza del 95% [IC]: 1,57 – 6,37).
El choque de cabeza accidental se asoció independientemente con síntomas del SNC después de controlar para el remate de cabeza (OR: 2,98; IC 95%: 1,69 - 2,26), pero dos o más impactos tuvieron una asociación mayor (OR: 6,09; IC 95%: 3,33 - 11,17).
"Lo que es nuevo en este caso es que el remate de cabeza es una causa de síntomas neurológicos, algunos de los cuales probablemente son conmociones", dijo el Dr. Lipton. Además agregó que la frecuencia de remates de cabeza estaba ocurriendo en "una cantidad significativa" durante una ventana de sólo 2 semanas, y que la asociación con los síntomas era independiente de otros choques.
Los investigadores examinaron el efecto de la circunferencia del cuello, un marcador sustituto de la masa muscular. Otra creencia común, que no está apoyada en mucha evidencia, es que la fuerza del cuello ayuda a estabilizarlo y protege cuando se trata de conmociones, dijo el Dr. Lipton.
"La idea es que si tienes un cuello largo y delgado, con músculos mal desarrollados, y el balón golpea tu cabeza, tu cabeza va a ser impactada de más, llevando a un mayor riesgo potencial de lesiones y síntomas".
Pero los investigadores encontraron que tener un cuello más grande no tuvo ningún efecto en las asociaciones. "Esto significa que tener un cuello más musculoso, no hace que usted tenga menos probabilidades de tener síntomas similares a los de una conmoción, como consecuencia de un golpe o un remate de cabeza", señaló el Dr. Lipton.
En el fútbol, ​​los hombres tienden a cabecear más que las mujeres, pero "no encontramos que la asociación con los síntomas fuera claramente diferente entre hombres y mujeres", aunque el estudio no fue diseñado específicamente para encontrar tales diferencias aclaró el Dr. Lipton.
En deportistas mujeres, "es muy probable que el fútbol sea el deporte con mayor riesgo de conmoción", según las guías de la Academia Americana de Neurología de 2013 sobre la evaluación y el manejo de la contusión en el deporte.[2]
De todos los deportes universitarios, tanto en hombres como en mujeres, el fútbol femenil está en segundo lugar, sólo después del fútbol varonil en cuanto a riesgo de conmoción, expresó el Dr. Lipton.
"Las mujeres tienen menos probabilidades de tener una conmoción simplemente porque no están involucradas en tantas actividades que conlleven este tipo de riesgo, pero son mas propensas a tener síntomas persistentes como resultado de una conmoción", explicó.
No existen guías con respecto al "remate de cabeza" para jugadores adultos de fútbol en Estados Unidos. Los funcionarios que supervisan el fútbol juvenil recomiendan que los menores de 14 años no hagan remates de cabeza, al menos en competencias, dijo el Dr. Lipton.
Un artículo del Dr. Lipton y sus colaboradores que no investigó los síntomas, sino más bien los cambios cerebrales en la resonancia magnética y las funciones cognitivas informó sobre si podría haber un límite seguro de remates de cabeza en el fútbol.[3]
"Encontramos que una vez que el individuo tenía entre 800 y 1000 remates de cabeza en el último año, el riesgo de tener cambios detectables en el cerebro fue significativamente elevado, y para que la función cognitiva se afectara, tomó cerca de 1800 en el año pasado".
Pero el Dr. Lipton enfatizó que no está claro cuál es el punto exacto del límite y además, que es probable que varíe entre individuos.
Debido a que el estudio incluyó sólo a jugadores adultos de fútbol en el noreste de Estados Unidos, los resultados no pueden generalizarse a adolescentes y niños más pequeños o a jugadores en otros lugares.
Las implicaciones a largo plazo de las asociaciones entre los impactos a la cabeza y los síntomas del sistema nervioso central aún no están claras, finalizó el Dr. Lipton.
En la agenda de investigación
En un editorial adjunto, la Dra. Hester Lingsma, PhD, del Departamento de Salud Pública, del Erasmus MC University Medical Center, en Rotterdam, Holanda, y el Dr. Andrew Maas, PhD, del Departamento de Neurología, de la Universidad de Amberes, en Bélgica, destacaron algunas de las fortalezas del estudio.
Una es que mientras que la investigación anterior en general calculó los efectos combinados del remate de cabeza y los choques de cabeza accidentales, los autores de este estudio fueron capaces de delinear los efectos de las dos exposiciones.
Otra fortaleza es que el análisis fue ajustado para las covariables relevantes, incluyendo, por ejemplo, la circunferencia del cuello.
Mientras que los autores del estudio reconocen que los resultados no pueden generalizarse a los jugadores más jóvenes fuera del noreste de los Estados Unidos, la Dra. Lingsma y el Dr. Maas señalaron que una mediana de tres prácticas al aire libre y dos juegos al aire libre cada dos semanas reportadas por los participantes del estudio "es equiparable a muchos futbolistas amateurs en Europa, tanto adultos como niños ".
Los escritores del editorial señalaron que tanto las exposiciones como los resultados fueron auto-reportados y medidos en el mismo cuestionario, lo que podría haber resultado en el sesgo de información y los jugadores con síntomas neurológicos posiblemente tenían más probabilidades de reportar mayor exposición. Sin embargo, comentaron los editorialistas que los participantes tenían que responder a las preguntas sobre la exposición antes de las preguntas sobre el resultado, y no podían cambiar sus respuestas.
El remate de cabeza en el fútbol no ha recibido mucha atención en los consensos sobre la conmoción cerebral en los deportes, señalan.
"Aunque el estudio actual no proporciona evidencia para determinar si hay consecuencias a largo plazo de los remates de cabeza, destaca la necesidad de poner el tema de los remates de cabeza en el fútbol en la investigación internacional y la agenda política".
El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud y la Dana Foundation. El Dr. Lipton, la Dra. Lingsma y el Dr. Maas han revelado no tener ningún conflicto de  interés económico pertinente.

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